Hoy tenemos el gusto de contar en este espacio con una invitada especial, la profesora Elena Postigo Solana; filósofa, especialista en bioética, profesora adjunta de Antropología y Bioética en la Universidad Francisco de Vitoria y directora del Instituto de Bioética de la misma universidad; ponente del curos “El futuro del Transhumanismo” de los cursos de verano de la UCM que ha sido esponsorizado por la Fundación Sicomoro
- Para comenzar, nos puedes explicar qué ha significado para ti estudiar filosofía y puedes hacernos un breve recuento de tu trayectoria.
Me trasladé a Milán para estudiar Filosofía a finales de los años 80. Tenía 18 años y muchas ganas de conocer mundo. Estudiar Filosofía de la mano de grandes profesores fue para mí una oportunidad para ensanchar mi mundo intelectual y cultural. Tuve como profesores a Catedráticos como Giovanni Reale, cuyos cursos seguí durante tres años, y del cual aprendí mucho de filosofía antigua, en especial de Platón y Aristóteles que él conocía a la perfección por haberlos traducido y realizado una nueva interpretación de Platón a la luz de las doctrinas no escritas. Sus clases eran apasionantes para una joven de 18 años como era yo. También Adriano Bausola en Filosofía teorética, Francesco Botturi en Filosofía de la Historia o Virgilio Melchiorre en Filosofía moral, y otros de los que atesoro un buen recuerdo. Y no solo de la vida estrictamente académica o universitaria, mis 5 años en Milán, y otros tantos en Roma donde realicé la tesis doctoral en bioética, supusieron una oportunidad de convivir y conocer a personas de todo el mundo, recorrer el país y otros del entorno (Suiza, Austria, Bélgica, Francia, Hungría, etc.), apreciar su enorme legado cultural e intercambiar ideas con personas de distintas culturas. Mis 12 años en Italia, de los 18 a los 30, son un tesoro en mi vida.
Los estudios de filosofía fueron una oportunidad para profundizar y adentrarme en la riqueza del patrimonio cultural y filosófico de occidente y de establecer las bases de lo que posteriormente sería mi trabajo como profesora universitaria. Mi pasión por la universidad, la docencia y la investigación, comenzó en Italia, junto a magníficos profesores que me inculcaron un amor por la búsqueda de la verdad y de respuestas a las grandes preguntas que toda persona, sobre todo cuando es joven, se plantea.
- ¿Qué es la bioética?, ¿cómo surgió? y ¿cuáles son sus características?
La Bioética es una ética aplicada a la vida, viene del griego bios ethos, y significa literalmente “ética de la vida”. Es una disciplina que surge en los años 70 a raíz de los descubrimientos de experimentos que se estaban realizando en distintos hospitales, el experimento de Tuskegee (sobre afroamericanos a los que inyectaron sífilis sin su consentimiento) y otros, se toma conciencia del enorme poder que tenemos en nuestras manos y de la responsabilidad que esto implica. La bioética nace en un caldo de cultivo cultural determinado, y con una ética hipocrática en su base, reflexiona sobre la ética de las intervenciones, presentes y futuras.
La bioética tiene por objeto el estudio de las acciones humanas sobre la vida en sentido amplio (humana, animal y vegetal) para ver de qué manera estas intervenciones podrían afectar a quien las realiza o padece, en sentido global, para ver si benefician o perjudican o de qué manera podrían suponer un problema para las futuras generaciones y para el ecosistema. Uno de los pioneros de la bioética fue Van R. Potter, médico que la definió como “sabiduría de la ciencia”, es decir, la reflexión sapiencial acerca de las acciones que realizamos, su finalidad y sus consecuencias, para hacer un buen uso de la ciencia y de la técnica al servicio de la humanidad. Acuñó el término bioética con la finalidad de establecer un puente entre el mundo de la ciencia experimental y el mundo de las ciencias humanas.
A lo largo de los 50 años de vida de la Bioética han sido dadas varias definiciones de Bioética. La Enciclopedia americana de Bioética la define como “el estudio sistemático de las dimensiones morales -incluida la visión moral, las decisiones, la conducta, las líneas de acción, etc.- de las ciencias de la vida y los cuidados sanitarios con el empleo de una variedad de metodologías éticas y en un planteamiento interdisciplinar” (W.T. Reich).
Tras 20 años de enseñar esta disciplina, mi definición es: el estudio sistemático, racional e interdisciplinar de la acción del ser humano sobre la vida (en sentido amplio) y el ambiente, considerando sus implicaciones antropológicas y éticas, con la finalidad de ver racionalmente aquello que es bueno para las personas, las futuras generaciones y el ecosistema, tomar decisiones, y encontrar una normativa jurídica adecuada. (Postigo, 2003)
- ¿Por qué te interesaste en este campo de reflexión?
Me interesé por este campo de reflexión e investigación el último año de carrera, tras el estudio de la Ética o Filosofía Moral, noté especial interés hacia las cuestiones de ética aplicada, donde la reflexión filosófica es fundamental para no convertir las decisiones en mero procedimiento, moralismo o legalismo. Tomé conciencia de la importancia que tenía la ética en la reflexión acerca de las intervenciones técnico-científicas, los riesgos y sus posibilidades de hacer el bien. Tuve a buenos maestros, elegí un tema de tesis doctoral como la muerte cerebral y sus implicaciones en Bioética que supuso un reto intelectual, en aquella época (95-2000) se debatía esta cuestión.
Entiendo la Bioética como una ética aplicada que se alimenta de la Ética Fundamental, que apoya sobre una antropología (una visión del ser humano) y a la postre sobre una Filosofía primera o Metafísica (también llamada ontología). Para mí Bioética, Ética, Antropología y Metafísica están íntimamente relacionadas, serían como las matrioskas rusas, una está dentro de la otra y se apoya sobre ella.
- ¿Qué tipo de retos y problemas nos ayuda a abordar la bioética?, ¿cómo nos ayuda a enfrentarlos?, ¿en qué medida resulta útil para el desarrollo de la humanidad?
La Bioética nos ayuda a abordar cualquiera intervención que realice el ser humano sobre la vida humana, animal o vegetal, para ver de qué manera podría afectar a la supervivencia, a la salud, la integridad de las personas y la justicia, pero no solo de las actuales, también de las futuras generaciones. Considero indispensable esa ampliación de la mirada y de la responsabilidad que tenemos hacia ellas, de preservar todo lo que hemos recibido y de no hacer daño. El desarrollo tecnológico y científico es cada vez más rápido, acelerado o exponencial, esto requiere en paralelo una reflexión filosófico y ética acerca de las implicaciones de nuestras acciones. Los retos para la bioética serán crecientes en las próximas décadas, lo que hace necesario la formación de profesionales en bioética, o de científicos que desde dentro la conozcan y apliquen.
Pensemos en las tecnologías convergentes: la IA, la Genética, la Nanotecnología y la Neurociencia, las posibilidades que nos ofrecen son fantásticas, todo ello puesto al servicio de la humanidad; ahora bien, también podemos hacer las cosas mal o regular y hacer mucho daño a las generaciones futuras. De todo ello se ocupa la bioética. Cuestiones como la edición genética o las aplicaciones de la IA a la salud estarán a la orden del día en los próximos años. Hemos de ser lo suficientemente sabios y prudentes para autorregularnos y seguir el dictum clásico: “primero no hacer daño”.
Este esquema recoge a mi modo de ver, muchos de los retos que nos plantea la bioética de los próximos 50 años. Hablaré de ello en mi intervención (imagen cedida por el Nuffield Council on Bioethics: https://www.nuffieldbioethics.org/news/whats-on-the-horizon-for-bioethics-2021-infographic-published-today)
- ¿Cómo se relaciona la reflexión bioética con otras ramas de la filosofía y otras disciplinas científicas?
La Bioética es por naturaleza interdisciplinar, esto quiere decir que en ella intervienen varias disciplinas, en particular, destacaría tres grandes bloques: las disciplinas de carácter científico (que aportan el dato concreto o la acción técnico científica particular); las disciplinas de carácter humanístico filosófico, la ética y la antropología; y las disciplinas de carácter jurídico, que regulan una determinada acción. La bioética analiza las cuestiones desde estos tres puntos de vista: en primer lugar conocer bien el hecho científico del que hablamos; en segundo lugar la reflexión ética para ver qué bienes o valores están en juego (la vida, la salud, la libertad, la justicia, etc.); en tercer lugar, la reflexión y deliberación y la toma de decisión que después, si se diera el caso, se regula mediante una ley, un protocolo, etc.
- ¿Qué aporta la reflexión bioética en un escenario tan complejo como el actual?, marcado por un vertiginoso avance de la ciencia y la aparición constante de dilemas irresolubles.
La Bioética aporta la reflexión ética, es decir, pararnos y pensar, todo esto qué implicaciones éticas tiene para quienes intervienen en dicha acción: qué finalidad, intención, consecuencias presentes o previsibles; y tomar decisiones consecuentes con dicha reflexión. No hemos de hacer todo aquello que podemos hacer porque podríamos dañar. Pongo un ejemplo: a día de hoy hay una moratoria internacional para no aplicar la edición genética en humanos en la línea germinal o embrionaria porque desconocemos cuáles podrían ser los efectos off target que pudieran dañar a la descendencia de las personas en las que se realiza. Solamente está permitida hacerla en la línea somática (células somáticas). Y como este ejemplo hay muchos otros: ¿es bueno realizar una ectogénesis, mejorar capacidades genéticamente, ampliar la memoria, está bien Neuralik de Elon Musk? Cada día surgen preguntas acerca de las implicaciones éticas de la acción científica. En el fondo, aporta reflexión humanística y ponderación para guiar el progreso hacia un progreso verdaderamente humano.
- Háblanos un poco del trabajo que realiza el Instituto de bioética de la Universidad Francisco de Vitoria.
El Instituto de Bioética de la Universidad Francisco de Vitoria, que dirijo desde hace dos años, lleva a cabo actividades de distinto tipo: formativo, de investigación, de divulgación y publicaciones. Por un lado, coordinamos la docencia en Bioética en las distintas facultades y grados, por otro, ofrecemos formación de postgrado como el Máster online en Bioética que comienza en octubre del 2021, seminarios de investigación (este año hemos hecho uno sobre Covid y otro sobre eutanasia, ambos interdisciplinares, invitando a ponentes de distintas áreas expertos en el tema); proyectos de investigación (tenemos uno sobre Transhumanismo), ayudamos en la organización de Congresos como el que acabamos de hacer sobre “Transhumanismo: homo sapiens o cyborg”, publicaciones en medios (audiovisuales, radio y prensa escrita), y publicaciones científicas. Estamos atentos al pulso de la calle y la universidad y nuestra actividad estará allá donde estén los temas relevantes a los cuales hay que dar una respuesta. Tenemos por delante mucho trabajo.
- ¿Qué es el transhumanismo?, ¿cómo surge?, ¿Cuáles son sus fuentes teóricas?
El transhumanismo ha sido definido por Nick Bostrom, uno de sus máximos teóricos y director del Instituto para el futuro de la humanidad de la Universidad de Oxford, como “un movimiento cultural, intelectual y científico que afirma que tenemos el deber moral de mejorar las capacidades físicas y cognitivas de la especie humana y aplicar nuevas tecnologías con la finalidad de eliminar aspectos indeseables e innecesarios de la condición humana como el sufrimiento, la enfermedad, el envejecimiento, e incluso, el ser mortales”. A día de hoy se llama Humanity+
Su objetivo es mejorar, alterar y alargar la naturaleza humana. Reúne a científicos de muchas áreas, la IA, la genética, la nanotecnología, la robótica, la Neurociencia o Inteligencia neurocomputacional con el objetivo de la Superinteligencia o potenciamiento de nuestras capacidades cognitivas; la Superlongevidad y el superbienestar.
El transhumanismo hunde sus raíces en la modernidad particularmente. Beben de la tradición empirista anglosajona y del utilitarismo de Bentham y Stuart Mill, mayoritariamente, también del pragmatismo y del evolucionismo.
- ¿Cómo empezaste a trabajar en este tema?
Me “topé” de forma casual por primera vez con el transhumanismo en el año 2007, durante una estancia de investigación postdoctoral en el Oxford Uehiro Centre for Practical Ethics dirigido por Julian Savulescu, en el piso de arriba estaba el Future of Humanity Institute dirigido por Nick Bostrom y tanto él como Anders Sandberg venían a los seminarios que organizaba Savulescu. Asistí a alguno de sus seminarios en la Facultad de Filosofía sobre transhumanismo y por vez primera descubrí esta corriente, que suscitó en mí primeramente mucha perplejidad (nunca había oído hablar de ellos), después curiosidad y posteriormente muchas preguntas y preocupación por todas las cuestiones bioéticas que planteaba. Desde entonces me puse a investigar y a pensar sobre esta corriente. Publiqué mi primer artículo sobre ella en el año 2009: https://www.bioeticaweb.com/wp-content/uploads/2014/07/medmor09-transhumanismpostigo-2-09.pdf, desde entonces he escrito varios capítulos de libro y artículo sobre distintos aspectos de la misma. Primero me hice un mapa mental, quise conocer sus fundamentos teóricos, su base antropológica (qué visión del ser humano) y sus implicaciones bioéticas. Más tarde el concepto de naturaleza humana y qué papel juega en el transhumanismo para después ampliar a su visión acerca del futuro del ser humano.
- ¿Cómo nos ayuda la reflexión bioética a entender la propuesta del transhumanismo y hacer frente a los retos que plantea?
La Bioética analiza muchas de las cuestiones que plantea el transhumanismo, intervenciones concretas, a nivel farmacológico, genético, criogenización, nanotecnología, etc. Todo ello para ver de qué manera afecta al ser humano presente y al futuro, a otros niveles de vida y al ecosistema. De ello hablaré en mi intervención en el Curso de verano del día 27. Las posibilidades que nos ofrecen la ciencia y la técnica son estupendas y deberíamos utilizarlas de la mejor manera, en beneficio no solo de unos pocos sino de toda la humanidad.
- ¿Qué aspectos positivos encuentras en las propuestas transhumanistas?
El transhumanismo ha puesto sobre la mesa la problematicidad del avance científico y sus posibilidades de mejorar nuestras capacidades y condiciones de vida. Sin lugar a duda nos ha puesto ante nuestro futuro y ha estimulado la investigación sobre quiénes somos, hacia dónde vamos cómo especie y cómo queremos hacerlo. En ese sentido, el transhumanismo ha sido, al menos para mí y muchos de nosotros, una forma de pensar el futuro. De distinguir las posibilidades reales de lo verosímil y la ciencia ficción. Y pensar sobre ello. Eso es positivo. Es la punta de lanza de la vanguardia que viene.
- ¿Qué aspectos problemáticos encuentras en el transhumanismo?
Cuestiones de salvaguarda de la integridad física y psíquica, la salud, la conciencia y la libertad, la privacidad, la intimidad, la justicia, y sobre todo las generaciones futuras. El transhumanismo, o Nick Bostrom, el transhumanismo no es un movimiento homogéneo, plantea la extinción de la especie humana para ir a una especie superior. Personalmente considero que deberíamos preservar al ser humano y su descendencia, en una suerte de ecología humana, igual que preservamos otras especies o el planeta. No comprendo cómo se habla de una cosa y no de la otra.
Por otro lado, considero como un empobrecimiento y un error, la visión reduccionista del ser humano que tiene el transhumanismo y la idea de mejora en términos físicos o psíquicos, incluso la moral o afectiva. Por contrario, entiendo que la mejora del ser humano ha de comprenderse en sentido integral, de todas sus dimensiones. No es verdad que seremos más felices siendo más perfectos o viviendo más. La felicidad no estriba en nuestras condiciones biopsíquicas. Prueba de ello es que hay personas muy prefectas muy infelices y viceversa, muy imperfectas o sin salud que son felices. El ser humano no es solo un conjunto de genes y neuronas, no es una simple máquina, es mucho más. Para explicar esto se requeriría un curso entero de Antropología filosófica.
- ¿Hasta dónde crees que nos pueda llevar el desarrollo de la tecnología en lo referente a la evolución de la humanidad?, es decir ¿qué tan real resulta esa idea de un futuro post-humano?
Sin lugar a duda, y pensando a 500 o 1.000 años vista, las posibilidades de la ciencia y la técnica serán increíbles (si seguimos existiendo sobre la Tierra) y seguramente positivas para el bienestar, la curación de enfermedades y la ampliación de la esperanza de vida. Pensemos en un medieval del siglo XII que se asoma a nuestra época y hagamos ese ejercicio mental. Ahora bien, aunque cabe la posibilidad de que acabemos con nuestra especie y otras, incluso que arrasemos con todo, para mí desde luego esto no es deseable. Ojalá la especie humana, la riqueza que aporta cada ser humano, la dignidad de cada persona sea preservada y salvaguardada. Así mismo, como especie que cuida del resto de las especies, con libertad y responsabilidad, espero que en un futuro dentro de mil años, podamos seguir apreciando y admirando el fruto de la riqueza y la creatividad de la naturaleza y la cultura humana. Conviviremos humanos y transhumanos mejorados, robots y transhumanos. Está en nosotros la posibilidad de hacerlo preservando todo lo bueno que nos ha sido dado. Tenemos mucha responsabilidad y necesitamos mucha sabiduría para saber hacerlo.