¿Existe una separación radical entre la sociedad y el ámbito político?, ¿a qué se debe este fenómeno?, ¿qué dinámicas confluyen en su origen?, ¿qué consecuencias trae esta situación para nuestra vida?, ¿existe alguna manera de corregir esta situación?…
Son algunas de las preguntas que abordamos en el Informe Sicomoro del mes de mayo y que hoy queremos recuperar para continuar la reflexión …
Alcanzar el conocimiento de la sociedad y las instituciones políticas es una labor ardua y compleja, en la que apenas hemos dado nuestros primeros pasos. Aún quedan muchos puntos por abordar y muchas cosas por investigar…
Esperamos seguir sumando el número de amigos que nos acompañen en este fascinante viaje al estudio de los fenómenos políticos actuales…
Un viaje en el que descubriremos los fundamentos de nuestra forma de vida, de la manera como interactuamos con la realidad ycon las otra personas …
Un universo nuevo de conocimiento que se abre ante nuestra mente gracias a la aplicación de la visión sistémica.
Un divorcio problemático, una relación necesaria.
En nuestra anterior entrega del Informe Sicomoro pudimos apreciar las diferencias existentes entre dos de los ámbitos más importantes de los que formamos parte: la Sociedad y la Politica.
Ellos conforman dos sistemas claramente diferenciados, entre los que se establecen una serie de interacciones que no siempre son del todo armónica, de hecho, es normal que surjan desacuerdos y roces.
Estas diferencias pueden terminar convirtiéndose en el germen de un conflicto, si se da una confluencia de circunstancias…
En concreto, una serie de fenómenos de la actualidad española parecían indicarnos que la Política (los Organos de Gobierno) y la Sociedad funcionaban como esferas aisladas e incomunicadas.
¿Cómo es posible que una situación natural, pueda generar un conflicto capaz de alterar gravemente nuestra forma de convivencia?….
Esto nos obligó a repasar algunos conceptos básicos sobre la sociedad y la política.
Como señalamos en nuestro post anterior, el ámbito social y el ámbito político se orientan a la realización de diferentes objetivos. En otras palabras, tienen finalidades diferentes, las cuales pueden llegar a contraponerse según la situación, siendo este el origen del enfrentamiento:
- El sistema social tiene como objetivo construir una dinámica de convivencia armónica entre los miembros de una comunidad y promover medidas que puedan favorecer su bienestar general.
- El sistema político, por su parte, se encargaba de prescribir o prohibir comportamientos. De manera complementaria, también podía imponer castigos o consecuencias negativas apra las personas que no se actuaran de acuerdo con sus prescripciones.
La forma en que las dinámicas internas de ambos sistemas se desarrollaban provocaba que el sistema político empezara a ganar influencia sobre el sistema social y, por tanto, empezaba a condicionar sus actuaciones o deciciones.
A este ultimo fenómeno lo denominamos ejercicio del Poder.
Para evitar que el sistema social resultara completamente subordinado a la voluntad del sistema político. Surgió una institución encargada de evitar que los desacuerdos terminarán generando un conflicto mayor.
Esta entidad es el Estado, entendido como una institución puente, capaz de conciliar las finalidades de ambos sistemas. Ello se lograba poniendo poniendo en valor el interés general (de la comunidad) y defendiéndolo frente a los grupos que sólo buscaban alcanzar sus objetivos particulares.
Finalizábamos nuestro diagnóstico señalando que, en nuestras actuales comunidades de convivencia ,el Estado no estaba cumpliendo adecuadamente ese papel. De ahí el aumento del conflicto y el mayor impacto que tenía…
En síntesis, detectamos que el sistema político ejercía su poder sobre el sistema social, sin ningún tipo de control o limitación. Favoreciendo el cumplimiento de unos objetivos que no se correspondían con las expectativas del conjunto de la comunidad.
Al preguntarnos por qué se daba esta situación tropezamos con la siguiente respuesta:
Dentro del sistema político había aparecido y consolidado un agente específico, denominado Partido Político, cuyo principal objetivo era alcanzar el control del Estado y, por tanto, hacer uso del poder político a través de dicha institución.
Este hecho en si mismo no resultaba nocivo pero, cuando indagamos un poco más en la verdadera naturaleza de los partidos políticos, descubirmos que en ellos se ocultaba el germen del autoritarismo y la tiranía.
Gracias al sociólogo alemán Robert Michels y su famosa Ley de Hierro de la Oligarquía nos dimos cuenta que los partidos políticos son instituciones que tienen como finalidad alcanzar los objetivos de su grupo de dirigentes, los cuales conforman una élite.
Debido a las dinámicas de competencia que se establecen entre los partidos políticos con el objetivo de alcanzar el control del Estado, se genera una confunsión entre los objetivos el partido político (satisfacer el interés particular) y la finalidad del Estado (alcanzar un bienestar para la comunidad en su conjunto)
A partir de este momento, el Estado comienza a hacer un ejercicio interesado del poder, que nada tiene que ver con el interés colectivo. Con lo que aumenta la posibilidad de que influya en la toma de decisones que no respondan a las necesidades de la comunidad.
El Eclipse de la persona
Pese a la importancia que tiene la perdida de este rol mediador del Estado, creeemos que no es el único factor que converge para qu ese produzca este divorcio (incomunicación) entre los sistemas social y político.
Existe un elemento que podemos rastrear en diferentes periodos históricos y que, pese a su constante recurrencia, no ha recibido la atención que se merece… A este fenómeno recurrente, Isomorfismo, lo hemos denominado el Eclipse de la Persona.
¿En qué consiste este Eclipse de la persona?, ¿qué lo origina?, ¿cuáles son sus consecuencias?, son las pregutnas que intentaremso abordar a continuación.
Por Eclipse de la Persona entendemos un proceso de pensamiento y actuación en el que se deja de tener como referente a las personas, como seres independientes capaces de tener una opinión y una voluntad propias.
Para convertirla en un estereotipo, una parte dentro de un engranaje o un integrante enmarcado dentro de un conjunto homogéneo.
Históricamente este proceso, que podemos catalogar como un patología social y política, tiene un origen diverso y no podemos encontrar una causa común. No obstante si podemos apreciar una serie de factores que pueden acelerar su dinámica y conseguir que tengan un impacto mayor:
- Contexto de crisis y desesperanza. Ante una situación de profunda crisis y una constante avalancha de problemas que parecen insolubles, es normal que los seres humanos tendamos a perder la confianza en nosotros mismos. Deseamos que surja una entidad superior que sea capaz de ayudarnos a salir de esta situación; un líder mesiánico o una entidad más abstracta ( Pueblo, Partido, Patria, Clase Social …)
- Ausencia de identidad con las instituciones y los lideres. Figuras hacia las que descargamos toda nuestra frustración , pues no percibimos que tomen las decisiones adecuadas para nuestro bienestar… nos sentimos abandonados, incluso traicionados.
- Identidad por contraposición. La identidad del grupo no se logra de manera positiva (reconociendo los elementos comunes que compartimos) sino de manera negativa (diferenciándonos de otras personas a las que consideramos el enemigo).
- Idea de un futuro glorioso.Pese a que se vive un presente de profunda crisis, los miembros de estas comunidades comparten una idea común, de que hay un futuro mucho mejor que se tienen merecido como colectivo, al que es posible llegar mediante una serie de acciones.
Cuando en una comunidad o un colectivo de personas confluyen estos elementos (de manera real o simbólica), nos encontramos en un escenario en el que ha tenido lugar el eclipse de la persona.
Este primer paso implica la perdida de la individualidad, la cual pasa a estar subordinada a una identidad colectiva. Las cuales, como nos enseñó Michels, son controladas por una élite.
El eclipse de la persona ha estado presente, como punto de origen, de varios de los hechos más trágicos de nuestra historia. Bastará con citar algunos ejemplos:
- El Régimen del Terror que siguió a la Revolución Francesa.
- La ascensión del fascismo en la primera mitad del siglo XX por toda Europa.
- La llegada del Partido Nacional Socialista al poder en Alemanía, la Segunda Guerra Mundial y los Campos del Exterminio.
- La represión soviética reflejada en las Purgas Estalinistas y el Gulag.
Para quien quiera profundizar con mayor detalle en estos temas, recomendamos la lectura del los tres volúmenes de “Los Origenes del Totalitarismo” de Hannah Arendt. Sin lugar a dudas, uno de los análisis más lucidos de estos fenómeno…
Conviene destacar que en los ejemplos mencionados se encuentran planteamientos de diferentes épocas, variada raíz ideológica y diversas estructuras de organización.
¿Quiere esto decir que los proyecto colectivos son peligrosos o tienen un germen violento en su interior?, ¿nos obliga a desconfiar de cualquier dinámica de organización comunitaria?… Por supuesto que no !!!
Simplemente, debemos estar alerta cuando empezamos a percibir que estas dinámicas empiezan a restar importancia a la persona, a desdibujar su particularidad, su opinión y su voluntad.
Ese es el primer paso hacía la tragedia…
Fenómeno emergente dentro del Estado
En este punto, las preguntas que surgen de manera natural son:
¿Por qué es tan importante la persona?, ¿puede ser útil en la reconstrucción de los lazos de comunicación entre la sociedad y la política?, ¿su presencia puede ayudar a cambiar la situación que hemos señalado en la primera parte de este post?….
Las personas, cuando no se encuentran subordinadas o uniformizadas en el marco de una colectividad (cuando son libres), aportan un gran potencial para el cambio dentro de la comunidad…
Dan a conocer y presentan, de manera permanente, una serie de intereses, opiniones, planteamientos y necesidades que pueden ser diferentes de las que tiene la comunidad en su conjunto.
Estos elementos facilitan que el Estado, la sociedad y el sistema político reconozcan que existe una serie de visiones alternativas, de expectativa y necesidades diferentes a las que deben dar respuesta.
Cuando los partidos políticos, y los intereses de su élite dirigente, asumen el control del Estado, dicha institución pierde la sensibilidad para detectar estas peticiones alternativas. Es este el verdadero motivo de la incomunicación detectatada entre la sociedad y la política.
En este punto ¿qué se puede hacer?, ¿hay alguna forma de corregir esta dinámica?…
Desde una visión sistémica, lo que resulta necesario es volver a conectar las instituciones políticas con las personas, con los seres humanos individuales, con sus necesidades, con sus opiniones y sus reclamos particulares.
El Estado sólo puede volver a recuperar su función de mediador entre el ámbito social y el político, si es capaz de recuperar su sensibilidad hacia las personas y sus peticiones.
Sólo si cuenta con esta sensibilidad será cápaz de actuar basado en el interés general o colectivo.
Una labor pendiente…
El primer paso en esta labor, recuperar la sensibilidad del Estado hacia la opinión y la voluntad de las personas, consiste en reducir la influencia que puede ejercer sobre él los partidos políticos y las élites que los dirigen.
Creemos que si se modifica la organización interna de los mismos y se generan otras dinámicas de interacción, es posible reducir la influencia de los fenómenos señalados.
¿De qué manera llevar a cabo esta labor?… En este punto queremos destacar dos recursos organizativos que podrían implementarse para alcanzar este objetivo:
- Separación entre la estructura de control del Estado y la estructura de control del partido político. Es decir, una persona que ocupa un cargo de decisión política para el que ha sido elegido por voluntad popular no puede ser a la vez, el líder de un partido político, debido a la incompatibilidad de las finalidades de ambas entidades.
- Limitación de mandato. De esta manera se limita la tendencia personal a perpetuarse en el poder (somos conscientes que en algún momento dejaremos de controlar el Estado y volveremos a ser ciudadanos de a pie).
Ambos recursos tienen como fundamento la construcción de un nuevo tipo de liderazgo. Un liderazgo independiente y positivo, que se interese por las necesidades sociales y sepa responder adecuadamente ante ellas. Que sea capaz de anteponer el bienestar general al de los grupos particulares…
¿Es posible que exista un liderazgo de este tipo?, ¿de dónde procede?, ¿cuáles serían sus características?… son algunas de las preguntas que abordaremos en nuestro próximo Informe Sicomoro.
[…] La persona, el ser humano, alcanza un papel central que será determinante para la evolución política posterior. […]