El Populismo no es un Sistema Político, es una forma de comunicación política que ha sido usada históricamente para movilizar el descontento de la población en torno a un objetivo que resulta atractivo. En este post mostraremos algunas de sus causas, remontándonos a Europa en el periodo de entre guerras.
Interacción entre ideas y realidad
Una de las principales características de los Sistemas Políticos es la capacidad de conectar dos dimensiones que están presentes en nuestra convivencia colectiva: la correspondiente a las Ideas Políticas y la correspondiente a la Realidad Social (los intereses, preocupaciones y necesidades de la comunidad).
Los sistemas políticos deben ser capaces de favorecer el diálogo y la interacción entre ambas dimensiones. Una labor que no es fácil, porque cada una de ellas tiene diferentes objetivos.
Desde las Ideas Políticas se pide coherencia, compromiso con los ideales y respeto a unos valore. De otro lado, desde la Realidad Social, se exigen respuestas inmediatas a los problemas que experimenta la mayoría de la población.
Los Sistemas Políticos deben intentar encontrar una posición de equilibrio entre ambas dimensiones. Un punto medio que, en la práctica, resulta difícil de conseguir.
Equilibrio complejo: realidad y utopía
En la práctica política, lo normal es no alcanzar el equilibrio exacto. Lo habitual es que exista mayor influencia por parte de una de las dimensiones, restando protagonismo a la otra. Situación que no genera problemas , siempre que se mantenga dentro de ciertos límites.
Ahora bien, ¿cuáles son estos límites?….
En general, lo importante es que la influencia que tiene una dimensión sobre el Sistema Político, no sirva para anular o silenciar la opinión de la otra dimensión.
Pero, ¿qué pasa cuando superaran este límite?
Si la dimensión de las Ideas Políticas domina claramente sobre la Realidad Social, podemos encontrarnos con un Sistema Político, dirigido exclusivamente a alcanzar sus ideales, sin tener en cuenta las necesidades, problemas e intereses sociales.
Dicho Sistema Político intentará transformar la realidad de manera radical, sin prestar atención a otros aspectos…Tendríamos una dictadura de los ideales
Si por el contrario, es la Realidad Social la que domina, el Sistema Político sólo buscará cumplir los deseos y las expectativas del mayor número de personas que integran la comunidad … Sin cuestionarse si este objetivo es deseable al mediano y al largo plazo, si es racional o si pueden realizarse en la práctica.
… Nos enfrentaríamos a una dictadura de la popularidad (ganarán siempre las propuestas que cuenten con más apoyo)
Históricamente , podemos encontrar varios ejemplos de ambos fenómenos.
Hoy abordaremos el giro hacia la la popularidad, dejando la otra opción para nuestra próxima entrega.
Contexto para el desequilibrio
Para esto nos vamos a dirigir a uno de los momentos más complicados en la historia de la humanidad: la segunda y la tercera década del siglo XX. Momento en que se vivió gran incertidumbre en los ámbitos social, personal y político.
En aquellos años acababa de finalizar la Primera Guerra Mundial, y todavía se sentían sus consecuencias:
- Persistía el resentimiento entre vencedores y vencidos.
- Aumentó de la desigualdad social.
- Existía una crisis de las economías nacionales, destruidas por el conflicto, que no mostraban perspectivas de mejora al corto plazo.
- Surgieron grandes grupos de población desempleada, generalmente ex-combatientes, que no veían posibilidades de ingresar en el mercado laboral, simplemente porque no existían puestos de trabajo que ocupar.
Todos estos elementos generaron en la población, de varios países, un estado de animo marcado por la incertidumbre, el miedo y el temor ,… Existía un fuerte sentimiento de desesperanza.
Dicho estado de animo se convirtió en el caldo de cultivo para la aparición de nuevos movimientos políticos. Movimientos que, en un corto espacio de tiempo, alcanzaron gran relevancia en la vida política europea gracias al uso de una nueva estrategia de comunicación: el Populismo.
Embrujo populista
Como hemos dicho antes, el Populismo no es un movimiento o a un sistema político concreto. Es una estrategia usada para conseguir el apoyo de las clases populares; que suelen ser las más numerosas dentro de una comunidad.
El populismo no tiene relación directa con ninguna posición ideológica o una propuesta política específica.
Los movimentos populistas tienen una serie de características comunes, dentro de las que se destacan las siguientes:
- Cuestionan, desconfían y rechazan las instituciones políticas existentes.
- Critican a los líderes políticos tradicionales.
- Hablan directamente con las clases populares, sin ningún tipo de intermediario.
- Promueven la participación activa de las clases populares, mediante movilizaciones masivas.
- Usan una retórica beligerante, que reivindica la defensa de una identidad grupal que está siendo amenazada (étnica, ideológica, nacional o religiosa)
- Promueven un liderazgo fuerte, en torno a una persona que ejerce un papel mesiánico.
Todos estos elemento pueden conjugarse en momentos de incertidumbre, aprovechándose de nuestra frustración, nuestros miedos y nuestros descontentos. En esta situación es cuando la estrategia populista muestra toda su capacidad para seducir y sumar apoyos.
Este elemento fue determinante en la aparición y ascenso al poder de los regímenes fascistas, durante la segunda y la tercer década del siglo pasado. Un proceso, cuyos orígenes intentaremos abordar a continuación…
La frustración de los vencedores…
Históricamente el fascismo apareció en Italia, en 1918 (el año en que finalizó oficialmente la Primera Guerra Mundial). Pese a que Italia formaba parte del bando vencedor dentro del conflicto, tenía una serie de reivindicaciones territoriales que no resultaron satisfechas una vez terminada la guerra.
La población tenía un sentimiento de frustración…
Su país estaba en el grupo ganador, pero eso no se tradujo en mejores condiciones de vida para la población.El país estaba empobrecido, había un gran número de desempleados, las instituciones del gobierno no parecían capaces de ofrecer soluciones a estos problemas.
En este contexto surgió un líder carismático que conectó con una gran parte de la población, alguien que les demostró que entendía sus problemas, que les ofreció una vía para superarlos.
Este hombre se llamaba Benito Mussolini, y tenía una propuesta clara y fácil de entender:
Para cambiar la situación había que movilizarse y controlar las instituciones políticas.
Fueron dos ideas sencillas que tuvieron gran impacto en la población, les hizo recuperar su autoestima, volver a tener esperanza. La popularidad alcanzada por esas ideas convirtió, en poco espacio de tiempo, al movimiento liderado por Mussolini en el partido político más importante de Italia.
El temor de los vencidos…
En Alemania, la situación que se vivía era similar aunque con un sentimiento diferente…
Existía un gran resentimiento hacia los países vencedores, pues pensaba que las condiciones del armisticio que puso fin a la guerra, plasmadas en el Tratado de Versalles, habían sido diseñadas para humillar al pueblo alemán.
En virtud de estos acuerdos , Alemania fue obligada a indemnizar económicamente a los países vencedores del conflicto, a hacer concesiones territoriales, a desmantelar sus fuerzas armadas y mantenerse fuera de las instituciones internacionales de la época.
Estas condiciones resultaron una carga muy pesada para la economía y la sociedad alemana. Que se concretaron en un alto número de desempleados, muchos de ellos veteranos de la guerra que se sentían humillados por la derrota, por el trato que estaban recibiendo.
Pero sobre todo, temían por su futuro… Sabían que el país no podría recuperarse mientras persistieran dichas condiciones.
El gobierno no podía hacer nada para cambiar dicha opinión. Peor aún, como las instituciones estatales estaban encargadas de implementar los acuerdos del armisticio eran vistas como cómplices de la humillación, eran considerados traidores.
Al igual que en Italia, esta situación fue el caldo de cultivo para la aparición de un líder carismático.Un personaje que logró conectar con las masas, convirtiendo el sentimiento de humillación y miedo en la principal justificación para apoyar un nuevo movimiento.
Ese líder carismático se llamaba Adolf Hitler y su movimiento terminó convirtiéndose en el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, mejor conocido como el Partido Nazi.
Camino hacia ningún lugar…
Puesto que no es un Sistema Político el populismo no puede aportar un programa concreto que permita superar los problemas que experimenta una sociedad. Sus mensajes apuntan en otra dirección:
- Movilizarnos para expresar nuestra protesta y hacer temblar las instituciones.
- Denunciar la injerencia de agentes, externos o internos, que conspiran para que no podamos mejorar.
- Atacar a esos agentes, internos y externos.
- Controlar las instituciones políticas.
Es un camino que nos lleva directo hacia el conflicto, el enfrentamiento y la guerra. Es una ruta que no lleva hacia ninguna parte. Una lección que el mundo aprendió, de la manera más dolorosa, a partir del septiembre de 1939…