Las sociedades complejas y el reto para el estudio de la sociedad
Durante la segunda mitad del siglo XX se dieron una serie de cambios significativos en el modelo de convivencia colectiva existente, que indujo a varios investigadores del campo social a preguntarse si estos eran indicadores de una dinámica de transformación más profunda y radical de lo que se había pensado hasta aquel momento.
Los análisis de una nueva generación de sociólogos que actualmente reconocemos como grandes referentes de esta disciplina (Edgar Morin , Pierre Bourdieu, Talcott Parsons o Alain Touraine), sugerían la necesidad de reflexionar sobre los fenómenos sociales de forma innovadora, desmarcándose de los temas que habían ocupado los sociólogos clásicos (Emile Durkheim, Max Weber o Karl Marx).
De forma incipiente, consolidada a media que avanzaban en sus investigaciones, estos pensadores apreciaron que en el estudio de las sociedades de su tiempo habían ganado preponderancia una serie de factores que las hacían claramente diferentes de las que había estudiado sus antecesores. Dentro de los que se destacaban:
- La aparición de nuevos agentes sociales diferentes de los contemplados por la sociología clásica (clases sociales, estamentos colectivos, sujetos individuales, etc.)
- Surgimiento de nuevas dinámicas de evolución social; que se desarrollan a un ritmo más acelerado y de forma no lineal.
- La emergencia de nuevos formas de interacción entre la sociedad y el resto de las dimensiones de la vida colectiva.
- Aumento cuantitativo en el tamaño de las sociedades, la cantidad de procesos que tenían lugar en ellas y la diversificación de estos últimos.
Elementos que otorgaban a estas sociedades una mayor complejidad que la existente en anteriores periodos históricos. Debiendo ser asumido este último concepto, el de Complejidad, como un objeto de estudio preferente para esa disciplina.
Aproximación a la complejidad social
En este contexto la idea de «Complejidad» adquiere mucha relevancia y obliga a los investigadores sociales e incluir una reflexión acerca de ella en las indagaciones que llevan a cabo sobre el funcionamiento de la sociedad. Siendo abordado desde diferentes planteamientos sociológico, que pese a todo convergían en las lindaré principales de su aproximación:
- Entender las sociedades desde sus aspectos dinámicos, restando el protagonismo que habían tenido los aspectos estáticos (estructurales) hasta el momento.
- Comprender esta dinámica social desde un punto de vista relacional, poniendo especial acento en las interacciones que se establecen entre sus diferentes dimensiones y componentes.
- Búsqueda de los agentes e impulsos que motivan estos nuevos tipos de dinámica social.
De esta manera podemos sostener que gran parte de la investigación social realizada a partir de las segunda mitad del siglo XX, de la que somos herederos, estuvo orientada a dar respuesta a dos preguntas fundamentales: ¿qué es la complejidad? y ¿cómo puede afectar el desarrollo de la convivencia colectiva?
Preguntas para las que cada uno de estos autores planteó diferentes respuestas en virtud de sus influencias y trayectorias teóricas. Dando lugar reflexiones muy interesantes y pertinentes, que nos ofrecen valiosas aproximaciones a la comprensión de las sociedades contemporáneas, que a partir de ese momento pasan a denominarse de una forma más precisa como “Sociedad Complejas”.
Al mismo tiempo, sentaron las bases para el desarrollo de planteamientos teóricos más audaces e innovadores, que buscaron una transformación más profunda en nuestra forma de entender la sociedad y estudiar los fenómenos que ocurren a su interior. Siendo uno de los más revolucionarios los planteamientos esbozados por el sociólogo alemán Niklas Luhmann en su «Teoría de Sistemas Sociales».
Luhmann. Una sociología para el siglo XXI partiendo de lo fundamental.
El pensamiento de Niklas Luhmann constituye una autentica revolución teórica en sociología. Innovadora propuesta que construye sobre tres ideas programáticas:
- Potenciar el papel descriptivo de las ciencias sociales, dejando de lado su papel normativo.
- Incluir las preguntas fundamentales en el marco de investigación.
- Construir conocimiento desde la base, cuestionándose la valides de los principios sobre los que construía su argumentación y sometiéndolos a un análisis critico.
Ideas que obligaban al planteamiento sociológico a abrirse hacia conceptos y metodologías provenientes de otras disciplinas de conocimiento y rompiendo el tradicional encierro conceptual en que, desde la modernidad, se encontraban encerrados los distintos campos del conocimiento.
Luhmann y su teoría de sistemas sociales ponen a la sociología en el camino de la investigación interdisciplinar, dialogando activamente con otros campos de conocimiento como la biología, la economía, la filosofía, la neurología, las matemáticas, etc., incluso desarrollando lazos con programas de investigación en proceso e formación como la cibernética.
Todo ello gracias a su interés por las preguntas fundamentales, uno de los aspectos que mejor define este planteamiento.
En aquel momento las disciplinas sociales, sobre todo la sociología, dedicaban la mayor parte de sus esfuerzos a conseguir la validación empírica de sus conclusiones e hipótesis. Dedicando poca atención a la reflexión sobre sus principios teóricos o conceptos fundamentales.
Este hecho tenía origen en el deseo de dotar de carácter científico al conocimiento generado por la investigación sociológica.
¿Cómo saber si un conocimiento era científico o no?
Siguiendo los postulados filosóficos del Círculo de Viena, muchas escuelas sociológicas consideraban que una teoría científica debía ser empírica, que su punto de partida debían ser fenómenos que ocurren en la realidad. Del mismo modo, sus conclusiones e hipótesis debían surgir y articularse de acuerdo con el método de trabajo de las ciencias naturales.
Desde esta concepción, cualquier conocimiento que quiera tener el carácter de «científico» debía cumplir con ambos requisitos. En caso de no cumplir con alguna de estas características nos encontrábamos ante un conocimiento que podía ser de tipo filosófico o, en el caso más extremo, frente a ideas metafísicas o especulativas.
Tomando estas ideas como trasfondo, la sociología del siglo XX apostó por el desarrollo de un modelo que le permitiera llegar a conclusiones que cumplieran con dichos criterios. Lo cual implicaba partir del estudio de los hechos empíricosy diseñar un método de trabajo asimilable al método científico clásico.
Esta dinámica hizo que preguntas como, ¿qué es una sociedad? o ¿cómo es posible que surja?, carecieran de importancia para los investigadores. Ellos pensaban que, este tipo de preguntas, tenían valor para una reflexión especulativa o filosófica; pero que resultaban irrelevantes para el objetivo de la sociología como disciplina científica:
Construir una teoría, fundamentada empíricamente, de los fenómenos y procesos sociales.
Ahora bien, Luhmann reconoce la importancia de partir de los fenómenos empíricos; pero considera que una investigación sociológica que no incluya la reflexiones sobre las preguntas fundamentales carece de una adecuada base teórica sobre la que construir sus hipótesis.
Estos planteamientos pueden llegar a conclusiones erradas, condicionadas por supuestos teóricos de l0s que no tiene conciencia.
Por el contrario, la teorías que reflexionan sobre los aspectos fundamentales son capaces de identificar sus puntos de partida y reconocer sus asunciones. Lo que les permite revisarlas críticamente y corregirlas, en caso de ser necesario.
De esta manera, una teoría que incorpora preguntas por las ideas fundamentales es un planteamiento dinámico, en constante desarrollo y en permanente proceso de perfeccionamiento. Tiene menos riesgo de caer en dogmatismos o de estancarse en su evolución.
Incorporar preguntas fundamentales en la investigación social constituye un desafío importante para el desarrollo de una teoría; aumentando las dificultades para comprenderla y trabajar con ella.
Por eso una de las obras centrales para entender el planeamiento de este autor es un breve ensayo titulado «¿cómo es posible el orden social?», en el que no encontraremos el gran despliegue teórico pero si una cuidada reflexión sobre las bases de esta nueva propuestas sociológica para comprender las sociedades complejas.
Aunque puede resultar algo paradójico, intentar comprender las sociedades contemporáneas a través de una revolución teórica más bien sosegada que parte de una serie de preguntas que podría plantearse un filósofo del siglo XVII; tales tensiones internas son una de las características principales de las sociedades actuales y uno de los elementos a tener en cuenta por cualquier teoría que intente explicarlas.