Este texto es una versión resumida de la conferencia «Aproximaciones sociocibernéticas al estudio del conflicto y la paz» presentada por José Pablo Tobar, Investigador de la Fundación Sicomoro, el día 5 de Junio de 2021 en el marco del Seminario Internacional de Sistemas Sociales Redes y Complejidad de la Universidad de Guadalajara (México). Podéis visualizar el video completo de la conferencia en el siguiente enlace:
Aproximaciones sociocibernéticas al estudio de conflictos y paz
Introducción
La ponencia presentó un nuevo modelo de acercamiento al estudio de los conflictos, que puso de manifiesto su papel creativo o constructivo en lo referente a la construcción del Orden Social y la promoción de la convivencia armónica.
En la filosofía y la teoría política el conflicto suele ser entendido como algo opuesto a la convivencia social, una amenaza para el buen funcionamiento de la sociedad y, por tanto, debía ser superado. Incluso posturas de pensamiento muy asociadas a este concepto, como el marxismo, mantienen esta connotación negativa y plantean su superación como un objetivo deseable.
No obstante, la realidad histórica indica que existe una persistencia del conflicto en las sociedades y el reiterado fracaso de los proyectos que pretenden superarlo.
Debido a ello, desde la investigación social se hace necesario explorar nuevos paradigmas que permitan entender de forma diferente nuestra relación con el conflicto y la manera en que podemos orientarla. La ponencia considera que los enfoques sociocibernéticos, de los que hemos hablado en un post anterior, ofrecen interesantes posibilidades a este respecto.
En lo que sigue, explicamos lo que plantean sobre esto los modelos sociocibernéticos de David Eastson y Niklas Luhmann.
David Easton y el conflicto como un problema de gobernanza
En su libro «Esquema para un Análisis Político», David Easton concibe el sistema político como el conjunto de interacciones sociales basadas en la asignación autoritaria de valor entre sus miembros. La forma en que actúa dicho sistema está condicionada por una serie de necesidades que se plantean desde su exterior, denominado Ambiente, a las que debe responder adecuadamente para garantizar su supervivencia.
Para cumplir esto objetivo se desarrollan diferentes tipos de respuestas que permiten al sistema político sobrevivir en un Ambiente hostil, que le plantea exigencias de manera continua. La supervivencia del sistema, denominada en términos técnicos Persistencia, dependen de la calidad de las respuesta que sea capaz de producir.
A esto hay que sumar un problema: que el sistema no tiene la capacidad de responder a todas las peticiones recibidas. Por tanto, debe establecer criterios para seleccionar a cuáles de ellas responde y en qué términos lo hace. Debido a esto, habrá diferentes peticiones que no serán respondidas o no lo serán de la manera esperada por quienes las han planteado.
La gobernanza es precisamente esta acción, realizada por el sistema político, con la que se pretende encontrar un equilibrio entre las las peticiones recibidas y las respuestas que es capaz de dar.
El conflicto surge, en este momento, como un indicador de que esta construcción de equilibrios no se está realizando adecuadamente. Ante su aparición, el sistema debe valorar la situación creada y decidirse por algunas de las alternativas de respuestas que tenga a su disposición, teniendo como objetivo último garantizar su propia persistencia.
Se plantea que el conflicto adquiere una dimensión creativa debido a que se convierte en un motor que, desde el interior del sistema político, pone en marcha una serie de procesos que lo hacen evolucionar y transformarse.
Luhmann y la contingencia negativa
La Teoría de Sistemas Sociales de Niklas Luhmann, de la que ya hemos hablado en entradas anteriores, surge como un proyecto que tiene como objetivo formular desde la base una teoría sociológica que permita abordar los procesos que ocurren en las sociedades funcionalmente diferenciadas (las de finales del siglo XX y posteriores).
En este planteamiento, el punto de partida es la distinción entre el Sistema y el Entorno ( conceptos que en la obra de Luhmann adquieren significados propios) y la definición de los Sistemas Sociales como sistemas construidos a partir de comunicaciones.
Dentro de los sistemas sociales, el Sistema Político es un subsistema que se especialización en emitir comunicaciones a través del código binario Gobierno/Oposición (tener el poder/ no tener el poder) usando como medio de comunicación el Poder.
Aunque la Teoría de Luhmann está centrada en comprender el Orden Social incorpora al conflicto como un elemento destacado, que tiene un importante papel en el funcionamiento de las sociedades funcionalmente diferenciadas.
El conflicto es entendido como una comunicación negativa, una comunicación que contradice a otra que ya se encuentra dentro del sistema, con la que se quiere manifestar la negación o el rechazo a lo que plantea esta última. Se expresa a través de la contradicción y tiene una serie de funciones relevantes en el marco de los Sistemas Sociales:
- Función de alarma. Mostrar los limites del sistema (aquellos aspectos de la realidad que el sistema no que no puede comunicar o procesar)
- Motor para la toma de decisiones del sistema. Debido a que obliga a realizar selecciones, pues ante la aparición de la comunicación negativa el sistema no puede permanecer quieto, tiene que responder de alguna forma ante dicha situación.
En Luhmann, el conflicto llega incluso a tener la capacidad de construir Orden Social debido a que puede generar comunicación mediante la resolución negativa de la «doble contingencia». Aspecto que la teoría reconoce, pero en el que aprecia ciertos peligros.
La construcción de orden social desde el conflicto tiene como problema que se tiende a subordinar todos los flujos comunicativos a la lucha, haciendo que los agentes implicados establezcan una serie de interacciones muy fuertes entre ellos; reduciendo su capacidad de interactuar con otros y fuera del discurso del enfrentamiento. Desde esta óptica se construye orden social a costa de reducir la libertad de los agentes.
Debido a esto Luhmann considera que el conflicto es un sistema social parásito que destruye a los otros sistemas sociales, apropiándose de todas sus comunicaciones y colonizando todo su ámbito de análisis. Razón por la cual es necesario contenerlo.
Pese a que el modelo luhmanniano avanza en la coordinación de la relación entre conflicto y Orden Social, reforzando el papel creativo del conflicto, sigue aferrado al presupuesto de la negatividad del conflicto; subordinándolo al Orden Social y cerrando la posibilidad de explorar teóricamente otros modelos de Orden Social construidos a partir del conflicto, lo cual podría provocar la perdida de sensibilidad por parte de la teoría.
Hipótesis de la Paz Imperfecta
Profundizar en la reflexión sobre el papel del conflicto en la construcción de la convivencia social permitió al «Instituto de la Paz y los Conflictos» de la Universidad de Granada (España) formular una reflexión propia en torno al concepto Paz Imperfecta.
Idea que se nutre de principios provenientes de varias fuentes:
- La filosofía ética kantiana
- El modelo de los estudios para la paz de Galtung
- Un concepto de complejidad inspirado en el trabajo de Ilya Prigoggine
- Una reflexión interdisciplinar que toma forma a partir de la interacción entre los métodos de diversas ramas de las ciencias sociales (geografía, historia, arquitectura, etnografía, antropología, etc.)
Esta reflexión parte de dar el papel protagónico en la investigación al concepto «Paz», dejando de considerarla como una idea subordinada a la de guerra. Los análisis históricos y sociológicos demuestran que el concepto Paz tiene una riqueza y un recorrido conceptual propios, que se pierde al definirlo como aquella situación en la que no hay guerra o enfrentamientos de cualquier tipo.
Estos mismos análisis evidencian que, la mayor parte de nuestra historia como especie ha estado marcada por situaciones en las que no ha estado presente la guerra o la violencia. Por el contrario, durante la mayor parte de la historia humana se ha vivido en situaciones de convivencia gestionadas armónicamente por las estructuras sociales.
De esta manera, se establece una distinción fundamental entre conflicto, entendido como «la coexistencia de posibles proyectos divergentes para el desarrollo de las capacidades humanas en un entorno complejo» y la violencia, como una forma de definir el conflicto negando al adversario.
La Paz no es un estado ideal o idílico al que se tiene que llegar como el punto final en una serie de procesos sociales. Es una dimensión que se construye continuamente en el marco de la convivencia social, en la medida en que se van gestionando los conflictos mediante un proceso de negociación, entendido como la «acción por la que uno o más actores en conflicto optan por ceder parte de sus intereses en función de preservar parte de ellos y evitar el coste de mantener la tensión entre ellos».
De esta manera, la Paz se convierte en un proceso inacabado que se va construyendo permanentemente, a medida que se aprende a gestionar los conflictos sociales; una dinámica procesual que, a su vez, contribuye a que la sociedad evolucione.
En conclusión, un abordaje sociocibernético permite entender que el conflicto es una fuerza creadora de Orden Social desde facetas que van más allá de la simple negatividad; que los conflictos son dinámicas que necesitan ser gestionadas y que la Paz es un proceso que nos permite gestionar esas situaciones.