En el siglo XX, el giro lingüístico de la filosofía puso de moda la tesis de que nuestro pensamiento está determinado por el lenguaje; si aceptáramos esto, es decir, si esto fuera así, sería entonces imposible pensar sobre lo inefable.
Efectivamente, si lo inefable es aquello que no se puede expresar con palabras, ¿cómo puede ser posible reflexionar sobre ello?
Pero sabemos que pensar es andar un camino que siempre parte de una pre-comprensión que está íntimamente ligada al mero hecho de vivir…..al vivir, vivimos ya instalados en una pre-comprensión del mundo en que habitamos, pre-comprensión que en muchos casos podemos calificar de inefable, pues no somos capaces de expresarla con palabras. Cuando reflexionamos, tratamos de buscar las raíces de nuestra pre-compresión, tratamos de fundamentarla. Por tanto, lo inefable puede ser pensado como el punto de partida de todo pensamiento, un punto de partida que debemos desvelar.
Sin embargo, me interesa más otro concepto de lo inefable.
Al pensar sobre lo inefable, descubrimos muchos eventos en nuestras vidas que se pueden calificar así, y sospechamos (o sabemos) que los Otros también experimentan este tipo de eventos inefables: son eventos caracterizados por una intensa emoción, una emoción que perdura en nuestra memoria, y sobre las que podemos recrearnos, recordándola. Son emociones profundas que tienen algunas características comunes:
a) Aunque en muchos casos han sido buscadas, nunca han sido producidas……emergen de manera inesperada y constituyen un evento singular con una duración limitada en el tiempo pero que tienen “sabor” de eternidad. No podemos comprar, ni crear estos eventos, pero sí podemos buscarlos….si no, que se lo digan al montañero que busca lo inefable en las cumbres más remotas, sufriendo las inclemencias del tiempo, o al amante del flamenco que persigue con constancia la aparición del “duende” tras la decepción o el tedio de innumerables actuaciones, o a las familias que se reúnen con perseverancia en el aburrimiento hasta que se produce esa reunión inolvidable, o al navegante que recorre los océanos para descubrir, inesperadamente, el sentido de lo sublime un día tormentoso. Muchos de los esfuerzos y sacrificios que hacemos tienen la recompensa en estos eventos inefables, que como no se pueden expresar con palabras, no se pueden tampoco enumerar, ni clasificar, pues además su variedad es tan grande como el de personas que los experimentan.
b) Lo inefable se nos da de manera gratuita y, casi siempre, inesperada. Estamos tomando un café en el bar, siguiendo la rutina que marca el suceder de los días y de las horas, y de repente suena una canción que despierta en nosotros emociones que no podemos expresar, ni tampoco explicar. Se nos acerca un desconocido y nos hace un comentario que nos revela un mundo que no es el cotidiano.
c) Lo inefable se caracteriza también por una sensación de identificación con la realidad, un descubrimiento de lo auténticamente real y una comunión con la totalidad del mundo inmediato que nos rodea. Que se lo digan, si no, a los aficionados de los espectáculos de distinto tipo (cine, fútbol, toros, teatro, etc.) que, de cuando en cuando, se sumergen en experiencias inefables, que no se pueden describir pero sí compartir con otros cercanos que la han experimentado….el lenguaje se queda corto, cuando se habla de las experiencias como “un destapar del tarro de las esencias”, o cuando se habla de “aquella película que me impactó” mientras se observa la incomprensión de nuestros interlocutores; desde luego, lo inefable no se puede expresar con palabras, pero si podemos afirmar que se constituye en un tema de conversación, de algo de lo que se habla, sin ser una noticia negativa…..generalmente, es algo que se habla en círculos reducidos que han compartido la experiencia……mientras que en los medios de comunicación resuenan como ecos de algo que parece repetitivo o banal.
d) Podemos, también, buscar lo inefable en la poesía….Por ejemplo el gran poeta alemán, Rainer María Rilke, hizo en su juventud un viaje a Rusia de tres meses, visitando un mundo que para un cosmopolita europeo aparecía comoarcaico, con personajes de otra época, como el conde Tolstoi, y tradiciones como la celebración de la Pascua en el Kremlin; en ese viaje conoció a la fascinante Andreas Lou von Salomé y escribió la hermosísima “Canción de amor y muerte del alférez Christoph Rilke” cuando tan sólo tenía 23 años.
Pues bien, muchos años después de este viaje , el poeta escribió, recordándolo: “Para mí fue Pascua una sola vez”…….sin duda, una experiencia inefable!
e) Lo inefable aparece tanto en sociedad, como en momentos de soledad, no se puede aprehender, ni poseer, y, aunque se puede compartir, muchos niegan su realidad, o lo consideran una simple evasión de la misma. Sin embargo, cada día que transito en el Matrix que nos rodea, cada vez que se trata de condicionar nuestras vidas, de influirnos y manipularnos, más me inclino a pensar que lo inefable constituye lo más real de nuestras vidas. Por eso, no puedo evitar desear a todas las personas de buena voluntad que el 2020 sea un año lleno de experiencias inefables!
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