José Manuel Echevarría Mayo
Para la Fundación Sicómoro José Manuel fue una gran inspiración debido a su creatividad y a su pasión por el conocimiento. Nos deja como legado una fascinante obra literaria, que no sólo educa y entretiene al lector sino que lo invita a reflexionar, junto a un cúmulo de experiencias que siempre nos acompañarán.
Te echaremos de menos.
En Diciembre de 2021 José Manuel regaló a la comunidad este cuento mitológico, del que compartimos un fragmento narrado.
De tus amigos
“José Manuel fue una “rara avis” en el mundo en el que vivimos. Lleno de curiosidad por conocer, con la actitud de los naturalistas clásicos […] “
José María
“Querido José Manuel, el azar (de nuevo, el azar) ha querido que nos dejes de manera repentina e injusta. La noticia nos ha dejado […] “
Almudena y Fernando
José, mi amigo
Querido Jose , mi amigo, sabio, curioso y maestro, bajaba yo el cerro Llabre cuando tú iniciaste el vuelo. […]
El Trasgu
Títulos de José Manuel en nuestra casa
Selección de autores y libros de interés en el panel científico de la Fundación. Estos libros son publicados en diversas plataformas digitales para su divulgación.
José Manuel Echevarría Mayo
José Manuel Echevarría Mayo - Diana Callejas de Valero
José Manuel Echevarría Mayo
José Manuel Echevarría Mayo
José Manuel Echevarría Mayo y otros
De tus amigos
José, mi amigo
Querido Jose , mi amigo
sabio, curioso y maestro,
bajaba yo el cerro Llabre
cuando tú iniciaste el vuelo.
Vuelo que tú y yo intuimos
parte del ciclo eterno
que gobierna la existencia
de lo que somos y vemos.
Te escribo y sé que no eres,
que no leerás mis versos
derramándose del alma
pensando en tantos recuerdos…
Debates interminables
buscando luz, no el acuerdo,
aprendiendo uno del otro,
viajando al Conocimiento.
Querido Jose, mi amigo,
dejas un enorme hueco
que trataré de llenar
con tantos buenos recuerdos…
El trasgu en San Antolín, recordando a su amigo José Manuel, 9 de octubre de 2022.
Ángel Luis
Querido José Manuel, el azar (de nuevo, el azar) ha querido que nos dejes de manera repentina e injusta. La noticia nos ha dejado a todos absolutamente descolocados y nos va a costar mucho asumir tu perdida. Nosotros, en particular echaremos mucho de menos tus correos, desbordantes de curiosidad, ilusión, conocimiento y siempre tan acertados, y los maravillosos ratos de conversación y de contrabandismo de ideas que hemos compartido durante todos estos años.
Durante toda nuestra vida, todos anhelamos el poder legar algo que sea útil e influir en nuestro entorno. En tu caso, ese objetivo vital ha sido cubierto con creces. Desde un punto de vista científico y literario tu legado es innegable e impresionante; pero lo más importante, es que tu recuerdo, tu inspiración, tu carisma y tu forma de ver el mundo, en definitiva: tu ser, permanecerán intensamente en todos nosotros durante el resto de nuestras vidas. Ha sido un verdadero placer y un orgullo para nosotros tenerte como amigo y como referente. Sin duda, te echaremos de menos.
Almudena y Fernando
Cuando pienso en el tiempo compartido con nuestro querido José Manuel, tengo la seguridad de haber recibido un hermoso regalo. Él fue un hombre fuera de su tiempo, pues, en realidad, se trataba de un ciudadano de ese “Siglo de las Luces” que José Manuel tanto amó y admiró. Y no lo era únicamente por su portentosa capacidad intelectual que le llevó a ser un maestro en ámbitos tan distintos como la Microbiología, la Historia de la Ciencia y la Novelística. No, aún por encima de todo ello, lo que más destacaba en José Manuel era su naturaleza luminosa; él era un Ser de Luz. No es posible recoger en unas pocas líneas la bonhomía, la generosidad, la ternura y la sencillez que le caracterizaron.
Para conocer el alma de José Manuel tan solo es necesario acudir a su obra, especialmente a su trilogía sobre el desarrollo de las Ciencias Naturales desde el siglo XVI hasta el siglo XVIII. En esas páginas encontrarán a José Manuel conversando con los más ilustres científicos de aquella revolución científica, especialmente con tres de ellos que compartían con José Manuel su carácter independiente, su originalidad intelectual y, sobre todo, su gran humanidad. De los héroes elegidos por José Manuel para su trilogía, tengo la sensación de que él se sentía más identificado con la figura de Erasmus Darwin, y no puedo olvidar la emoción con la que nos contaba cómo Erasmus había reconocido a las dos hijas naturales que había tenido con su amada Mary Parker en una época en la que tal reconocimiento era motivo de rechazo social.
El único consuelo que encuentro por la pérdida de José Manuel es pensar que, sencillamente, se ha ido para encontrarse con Erasmus, con Bernard, con Niels y con el resto de sus amigos ilustrados; seguramente, ya es un lunártico más, que participa con entusiasmo de sus tertulias y controversias. Pero no sintamos celos de tan ilustre compañía, lo seres de luz como José Manuel no se rigen por las normas comunes y pueden estar en varios sitios a la vez. Por ello continúa también entre nosotros, le encontraremos siempre en las líneas que nos dejó escritas y nos bastará con entrecerrar los ojos para oír su cálida voz y sentir su presencia a nuestro lado. Los seres de luz como José Manuel no se extinguen nunca y continúan brillando en lo más alto del cielo nocturno. Basta con alzar la vista a las estrellas para identificar cuál es la suya. Yo ya la he encontrado.
Ignacio (Nacho) Martínez Mendizábal
José Manuel fue una “rara avis” en el mundo en el que vivimos. Lleno de curiosidad por conocer, con la actitud de los naturalistas clásicos,
transmitía su amor a la Naturaleza a todos los que le rodeábamos. Una persona excepcional, que siempre recordaremos, especialmente
nuestra última excursión por el bosque de La Herrería. Descansa en paz, José Manuel, con el deseo de que ahora disfrutes de toda
la belleza del Universo en el seno del Creador.
José María Fuster
De niño, no tuve casi ningún trato con José Manuel. Para mí era solamente el hermano pequeño de mi condiscípulo (y, sin embargo, amigo), Bernabé.
Muchos años después, hace solo unos pocos, Bernabé me invitó a acompañarle a la presentación de uno de sus libros ( lo cual es una más de las cosas por las que le estoy agradecido) y allí pude comenzar a conocerle. A él, a la persona, sumamente interesante, a veces imprevisible y sorprendente) y a sus libros. Como lector (y modesto escritor) me interesé por ello, los fui leyendo a medida que los publicaba, y, sin darme cuenta, a medida que disfrutaba con su lectura, fui aprendiendo pintura, geología, química, biología, genética… y todas las demás materias acerca de las cuales, de un modo ameno y a la vez que retrataba las diferentes épocas, José Manuel, de un modo sutil, nos iba instruyendo.
Ahora ya no está con nosotros, pero nos ha dejado, aparte de sus libros, su recuerdo. Y nuestra vida se ha enriquecido gracias a él.